Con Jesús por la mañana.
Agradecer es de almas delicadas. La gratuidad es el cimiento para disfrutar de las cosas y las personas sin sentirnos con derecho a exigir que cumplan con nuestros caprichos sino más bien, con disposición a recibir lo que pueden darnos. Recibe el amor que se te da, y el modo en el que tus hermanos te aman. Agradece sin exigencias, disfruta de cada encuentro, de cada gesto y de cada momento que compartas con los demás. No exijas, recibe gratuitamente el regalo de los demás en tu vida. Ofrece lo que el día te regale por las intenciones del Papa. ¿Con qué sentimientos empiezas el día?
Con Jesús durante el día.
«Y todos se maravillaron de la grandeza de Dios» (Lc 9, 43). Seguramente hay personas a las que estás agradecido por su cercanía y amistad. ¡Agradéceles! Hazles saber que su cercanía te hace bien.
Con Jesús por la noche. Dar gracias.
¿Qué quieres agradecer a Jesús hoy? ¿Por qué lugares estuviste? ¿Qué fue lo mejor del día? ¿Qué te hubiera gustado que fuera distinto?
fuente El evangelio en casa
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