Pensabas que eras centrado; pensabas que podías confiar en ti; pensabas que podías estar con Dios. Pero entonces alguien que ni siquiera conoces íntimamente te hace sentir inseguro. Te preguntas si te aman o no, y lo extraño se convierte en la norma. Así empiezas a sentirte desilusionado por tu propia reacción.
No te "flageles" por tu falta de progreso espiritual. Si lo haces, fácilmente te alejarás más y más de tu centro. Te dañarás y harás más difícil el retorno. Evidentemente, es bueno no actuar a partir de emociones repentinas. Pero tampoco tienes que reprimirlas. Puedes reconocerlas y dejarlas pasar. En un cierto sentido, debes protegerlas para que no te transformen en su víctima.
El camino hacia la "victoria" no pasa por superar tus emociones desalentadoras en forma directa, sino por la construcción de un sentido más profundo de seguridad y comodidad y un conocimiento más encarnado de que se te ama profundamente. Entonces, poco a poco, dejarás de darles tanto poder a los extraños.
No te desalientes. Vive seguro de que Dios satisfará plenamente todas tus necesidades. Sigue recordando eso. Te ayudará a no esperar la satisfacción de personas que ya sabes incapaces de dártela."
Henri Nouwen
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