¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que pagan el diezmo de la menta, del hinojo y del comino, y descuidan lo esencial de la Ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad! Hay que practicar esto, sin descuidar aquello.¡Guías ciegos, que filtran el mosquito y se tragan el camello!¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que limpian por fuera la copa y el plato, mientras que por dentro están llenos de codicia y desenfreno!¡Fariseo ciego! Limpia primero la copa por dentro, y así también quedará limpia por fuera.
RESONAR DE LA PALABRA
Queridos hermanos..
Ayer la madre, y hoy el hijo. Una familia santa. Por caminos distintos y misteriosos, como son los caminos de Dios.
Y la Palabra que nos sigue estimulando. Hay personas que ven el bosque, pero no son capaces de distinguir los árboles. Sólo les importan el conjunto. Otros, sin embargo, afinan tanto mirando un árbol concreto que no ven el bosque. Eso pasa en la vida espiritual. Los hay que acentúan los asuntos “de menos importancia” y dejan sin hacer los asuntos “de más importancia”. Otros, por el contrario, se centran en los asuntos “de mayor importancia”, y dejan de hacer las cosas “menos importantes”.
Jesús dijo que deberíamos hacer las dos cosas, no dejando nada sin hacer. Todos los mandamientos de Dios son importantes. Los fariseos acentuaron el diezmo, pero descuidaron la justicia, la misericordia, la fe. Tenían mucho cuidado de no tragarse el mosquito pero podían comulgar con ruedas de molinos. Se centraron solo en lo exterior. Los ritos de purificación, mirando que todo estuviera en orden, como se había hecho siempre.
Jesús invita a mirar más allá, a no quedarse en lo exterior, a practicar un verdadero arrepentimiento. Ojalá que podamos hacer de nuestras comunidades, parroquias, grupos, lugares donde se pueda vivir la purificación interior.
De la vida de san Agustín te puedes enterar aquí. Él sí que practicó un arrepentimiento sincero, y pudo recibir su recompensa.
CR
No hay comentarios:
Publicar un comentario