Por eso, el Reino de los Cielos será semejante a diez jóvenes que fueron con sus lámparas al encuentro del esposo.Cinco de ellas eran necias y cinco, prudentes.Las necias tomaron sus lámparas, pero sin proveerse de aceite,mientras que las prudentes tomaron sus lámparas y también llenaron de aceite sus frascos.Como el esposo se hacía esperar, les entró sueño a todas y se quedaron dormidas.Pero a medianoche se oyó un grito: 'Ya viene el esposo, salgan a su encuentro'.Entonces las jóvenes se despertaron y prepararon sus lámparas.Las necias dijeron a las prudentes: '¿Podrían darnos un poco de aceite, porque nuestras lámparas se apagan?'.Pero estas les respondieron: 'No va a alcanzar para todas. Es mejor que vayan a comprarlo al mercado'.Mientras tanto, llegó el esposo: las que estaban preparadas entraron con él en la sala nupcial y se cerró la puerta.Después llegaron las otras jóvenes y dijeron: 'Señor, señor, ábrenos',pero él respondió: 'Les aseguro que no las conozco'.Estén prevenidos, porque no saben el día ni la hora.
RESONAR DE LA PALABRA
Queridos hermanos.
Hoy no hay memorias obligatorias, pero sí una parábola de Jesús que invita a la vigilancia: ¡Que viene el esposo, salid a recibirlo! Casi nada. Vayamos por partes, comentando algunos aspectos.
Las vírgenes insensatas tenían "algo" de aceite. Habían hecho algunos preparativos, y por eso creyeron que lo que habían hecho en el pasado era suficiente. No debemos "dormirnos en los laureles", sino que es necesario tener la actitud de las vírgenes prudentes. Aquí surge una primera pregunta: ¿estás confiando sólo en lo que has hecho en el pasado? ¿Vives de las rentas en lo que se refiere a la fe?
Las vírgenes prudentes, pienso, hicieron bien en no compartir su aceite. Es malo desvestir a un santo para vestir a otro. Es que la preparación, como el pasaporte o el documento nacional de identidad, es intransferible. Hay que estar alerta, no vale “arrimarse” a alguien que sí tiene aceite para que nos llegue a todos. Y aquí la segunda pregunta: ¿estás preparado? ¿Estás preparándote cada día, con los medios a tu alcance (oración, sacramentos, Biblia…)?
Las que no estaban preparadas no tuvieron una segunda oportunidad. Lloraron, clamaron, gritaron, suplicaron, y todos los “aron” que queráis, pero… No pudieron entrar a la boda. A veces, el tren pasa solo una vez.
Debemos ser constantes en la oración. Porque en la oración mantenemos una actitud de vigilia, estamos alerta, preparados (o por lo menos lo intentamos). En la oración podemos revisar nuestra relación con Cristo, mirar nuestra vida y confiar en Él. Se trata de mantener un estado de alerta máxima, sin prisa, pero sin pausa. Conocerle más y más, para que Él nos conozca. "Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir."
CR
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