domingo, 19 de agosto de 2018

Meditación: Juan 6, 51-58

Yo soy el pan vivo, que ha bajado del cielo.
Juan 6, 51




Normalmente pensamos que el pan es un alimento fundamental para vivir, pero no decimos que el pan sea “vivo”. Entonces, ¿por qué dijo Jesús que él es el pan vivo? Por dos razones: primero, porque él es la fuente de la vida divina, y segundo, porque el Padre lo resucitó de entre los muertos y lo elevó a la dignidad de Señor de la vida. El Padre le confirió vida eterna a Jesús como hombre resucitado.

Jesús es nuestro pan verdadero porque bajó del cielo y se hizo hombre. Él es el don de la vida que el Padre concede al mundo. En la Sagrada Eucaristía, el Padre continúa dándonos a Jesús como pan vivificante; en la Eucaristía comemos y bebemos a Jesús, porque el Hijo divino, ahora Señor resucitado, se hace nuestro alimento para la vida eterna.

Por eso Jesús habló con tanto énfasis a pesar de las objeciones de los judíos: “El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el día último.” Cuando comemos su Cuerpo y bebemos su Sangre llegamos a vivir en Cristo y él en nosotros y cuando permanecemos en Cristo también permanecemos en el Padre, que es la fuente de vida en todas sus formas.

La Eucaristía tiene un efecto poderoso: nos da la vida eterna aquí y ahora, y nos hace tener parte en la divinidad de Jesús. La vida eterna no es algo que vayamos a recibir sólo al momento de morir; es algo que poseemos ya desde esta vida. Además, el Cuerpo y la Sangre de Jesús nos inmunizan contra la muerte. Ahora mismo vivimos con Jesús y si nos mantenemos en comunión con él, viviremos con él por toda la eternidad, porque sabemos que cuando participamos del Cuerpo y la Sangre de Cristo somos transformados en su propia imagen y pasamos a tener parte en su resurrección.
“Padre amado, ¡qué excelsos son tu amor y tu misericordia y qué indignos somos nosotros de recibir los sublimes dones del Cuerpo y la Sangre de Cristo tu Hijo amado!”
Apocalipsis 9, 1-6
Salmo 34(33), 2-7
Efesios 5, 15-20
fuente: DEvocionario Católico La Palabra con nosotros

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