Responde Allison Ricciardi, terapeuta católica
En 24 años he visto muchos pacientes, la mayoría Católicos y Cristianos. Y, dado que soy especialmente una terapeuta Católica (es decir, integro la fe en el proceso y sigo las enseñanzas de la Iglesia), muchos de los clientes que veo discuten sus problemas no sólo desde el punto de visto psicológico sino también desde la perspectiva espiritual.
Muchos buscan terapia porque se sienten atribulados por pecados pasados y en algunas ocasiones, pecados presentes de los cuales no creen poderse liberar.
Creo que el consenso general entre estos clientes (y entre otros Católicos que conozco) cuando se trata de la idea de pecado, es que ellos creen que los pecados de naturaleza sexual son los peores, y el más pecaminoso de los tipos de pecado.
Pienso que esto, hasta cierto punto, está conectado con la forma en la que uno fue criado por los padres o maestros transmitiendo sus propios miedos, mala información o incomodidad en esta área.
¿Por qué parecen ocupar el centro de atención los pecados sexuales cuando se trata de cualquier discusión sobre pecados? ¿Será porque realmente son los peores pecados que se puedan cometer o es porque son tan comunes y muchos individuos parecen lidiar con ellos?
Dios no pone puntajes a los pecados
Para todos aquellos lidiando con pecados sexuales pasados, déjenme aclararles. Un pecado es un pecado. Punto.
Sexual o de otra naturaleza, un pecado es un pecado. Dios no pone puntajes a los pecados y guarda los peores castigos para los pecados sexuales. No tiene sentido y ciertamente no está de acuerdo con la escritura.
Piensen en los muchos encuentros de Jesús en los Evangelios. La mujer adúltera y la mujer en el pozo que había tenido cinco esposos se me vienen a la mente. Luego, está María Magdalena, que tradicionalmente se cree era prostituta y la mujer pecadora que lavó Sus pies con sus lágrimas y los secó con su cabello.
Ahora, si los pecados sexuales fuesen realmente los peores y más imperdonables de todos los pecados, uno pensaría que Él habría sido muy estricto y duro con estos personajes. ¡Pero no lo fue!
De hecho, la primera persona a quien Él se apareció después de Su Resurrección fue María Magdalena. Para mí esto dice mucho acerca de cómo Jesús se siente acerca de aquellos que una vez fueron atrapados cometiendo un pecado sexual.
La verdad es que la única gente con la que Jesús fue estricto y duro fue con los Fariseos. Su orgullo parecía ser un gran obstáculo para la santidad. De hecho, Jesús les dijo que las prostitutas y los recaudadores de impuestos entrarían al Cielo antes que ellos.
Implicaciones de los pecados sexuales
Entonces, ¿por qué tanto énfasis entre los educadores y los padres en estos pecados sexuales?
Creo que hay algunas razones para esto. Primero, creo que la naturaleza de un pecado sexual corta de manera profunda el mero centro de quiénes somos. Somos creados a imagen de Dios – hombres y mujeres Él nos creó.
Nuestra sexualidad es una parte integral de quiénes somos, a diferencia de nuestro color de cabellos, o de ojos, o de qué hacemos para ganarnos la vida. Nuestra feminidad y masculinidad son parte esencial de quiénes somos.
Habiendo dicho esto, cuando cometemos pecados sexuales serios (mortales), éstos nos impactan hasta un nivel profundo de nuestro ser. Además, los efectos de estos pecados pueden llegar lejos. Una nueva vida puede ser creada y cuando, o si eso sucede, pueden haber consecuencias eternas para todas las partes involucradas.
Una mujer se convierte en madre, o un hombre en padre y una nueva vida comienza para toda la eternidad, incluso si no le es permitido ver la luz del día. Claramente tiene muchas implicaciones.
Pecados sexuales: difíciles de evadir
Otra razón por la que hay tanto énfasis en los pecados sexuales, a mi parecer, es que para la mayoría de las personas, debido a la combinación de hormonas y el pecado original, éstos son mucho más difíciles de evadir que otros pecados.
Nuestra energía sexual es una fuerza poderosa diseñada así por Dios. Pero así, como a un poderoso caballo, necesita ser domado y entrenado. No siempre es tarea fácil.
Tristemente, el miedo ha sido usado muy a menudo en un intento equivocado para ayudar a los jóvenes a llevar vidas castas. Y el miedo nunca nos libera, sino que más bien nos puede llevar a reprimir esta importante energía, haciendo más difícil la tarea de entrenar y guiar un sentimiento del que no estamos conscientes.
Perdón sin excepciones
Pienso que es primordial mantener esto en mente. Cuando uno comete pecados sexuales, o cualquier pecado mortal en su defecto, una vez que se arrepiente, se confiesa y recibe la absolución, están completamente perdonados. Punto. Sin excepciones. Sin calificaciones. Sin escapatorias.
Mucha gente vive atormentada y se arrepienten de su pasado sexual aun cuando han confesado y abandonado ese comportamiento, parecen creer que de alguna manera, porque se comportaron mal y cometieron los “grandes pecados”, Dios aún les guarda rencor… y por lo tanto ellos deben seguir atribulados por la culpa. Un pecado es un pecado. La absolución es la absolución.
Ahora, estoy segura que algunos de los lectores estarán pensando:
“Sí, Dios puede perdonar pecados sexuales, pero los cometí sabiendo que eran malos. Lo hice de todas formas…”.
Bueno, puede que esto sea algo nuevo para ti pero ¡eso es precisamente un pecado!. Si no sabemos que algo es malo, permanecerá como un mal moral, pero no puede ser contado como un pecado.
El propio hecho de que hacemos lo que sabemos que está mal es lo que lo hace un pecado. Y los pecados son precisamente con lo que Jesús cargó en la cruz y de lo que nos liberó. Él murió por los pecadores.
El perdón de Dios no está reservado solamente para aquellos que son ignorantes y por lo tanto caen en el pecado. Su perdón es para aquellos de nosotros que hacemos las cosas malas… incluso horrorosamente malas, y que luego nos arrepentimos y las confesamos.
Evitar los pecados sexuales
Ahora, por favor no me malentiendan. No estoy intentando hacer luz de los pecados de la carne. Debemos pedir gracias y hacer nuestro mayor esfuerzo para evitarlos. Pero también deberíamos hacer nuestro mayor esfuerzo para evitar todo pecado. Y una vez perdonado, deberíamos concentrar nuestros pensamientos y atención en el Salvador que ya pagó por estos pecados.
Pide todos los días la gracia de crecer en santidad. Cuando te veas tentado a caer en la desesperanza por un pasado sórdido, reconoce la tentación misma y recuerda que Jesús ya pagó y en Él eres libre.
Si sientes que estás luchando con el arrepentimiento por pecados pasados, puede ser un indicativo de que hay heridas sin sanar apegadas a ellos que necesitan de atención. Habla con un terapeuta Católico que te ayude a aclarar esto.
Ten en cuenta que Dios quiere que seas feliz y que incluso si tus pecados son tan oscuros, Él los hará tan blancos como la nieve. No te interpongas en Sus designios aferrándote a ideas erróneas.
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