Llénate de austeridad ante todos los apetitos, para no ser vencido y no acostumbrarte a salir siempre derrotado en la lucha, porque la costumbre es la segunda naturaleza y el hábito de la endeblez nunca podría hacerse con la rigurosidad, porque edifica y después derriba, peca y luego se arrepiente.
Amado, si te acostumbras a la dejadez, cuando tengas que luchar pondrás cartas de arrepentimiento una sobre otra. Quien se acostumbre a dejarse vencer por alguno de sus apetitos, sentirá que la conciencia le reprende una y otra vez, viviendo siempre lleno de tristeza; y aunque por fuera parezca lleno de devoción y serenidad, por dentro se mantendrá apesadumbrado por las amonestaciones de su conciencia. Porque se ha acostumbrado a sentir y realizar sus apetitos, sabiendo que estos no traen sino pesadumbre. Así, hermano, presta atención y mantén siempre a Dios en ti, porque Cristo es el novio inmortal del alma.
San Efrén
No hay comentarios:
Publicar un comentario