ORACIÓN DE LIBERACIÓN DE HERENCIA DE MALDICIONES
“No te postrarás ante ellas ni les rendirás culto, porque yo soy el Señor, tu Dios, un Dios celoso, que castigo la maldad de los padres en los hijos, hasta la tercera y cuarta generación, si ellos me aborrecen: Y tengo misericordia a lo largo de mil generaciones, si me aman y cumplen mis mandamientos.”Dt 5, 9-10
Señor, esa herencia de maldiciones puede haber sido causada por diversos pecados o iniquidades de nuestros familiares y ella entró en nuestra vida astutamente, sin que lo percibamos.
Sabemos que esas iniquidades llegaron hasta nosotros por causa de la dureza de nuestro corazón y de diversas situaciones provocadas por malos sentimientos Acabamos volviéndonos enemigos de Dios y amigos del mal. Comenzamos a convivir con pecados, desviaciones y todo tipo de sacrilegios. Arrastramos sobre nosotros la enemistad con Dios y abrimos nuestras puertas al maligno.
Señor, hoy tomo consciencia de esta malignidad, y quiero renunciar a ella, sacarla de mi vida y de la vida de mi familia.
¡¿Cuántas situaciones de enemistad creamos contra Dios y contra nuestros familiares?! Enemistad entre hermanos, padres, tíos, primos, abuelos y parientes próximos por causa de diversas situaciones que envuelven dinero, así como división de herencias, gastos y deudas. Los envueltos acaban maldiciéndose unos a otros, hasta desearse incluso la muerte.
Señor, quiero renunciar a todos eso que viene de generaciones pasadas y de mi generación. Que la Sangre redentora de Jesús me lave y me libre.
Con el adulterio, hijos fuera del matrimonio fueron engendrados, dolencias fueron contraídas, venganzas fueron planeadas y todo eso continúa repitiéndose en nuestra casa.
Por causa de la sexualidad mal orientada, depravada, se practicó abuso sexual entre hermanos, tíos, primos, padres contra hijas e hijos. Se dio inicio a la pedofilia en nuestra casa, y esa maldición persiste hasta hoy en muchos lugares, pues cada cual quiere cobrarse en la otra persona el mal sufrido.
Hoy, las víctimas del pasado hacen que sus hijas enfrenten el mismo problema; algunas jamás lo superan, cultivan relaciones problemáticas, una sexualidad degradada, quedan embarazadas antes el casamiento.
Renuncio, por la Sangre de Jesús, a todas esas maldiciones de herencias. Por favor, libérame, Señor Jesús, y que esa situación nunca mas se repita en nuestra familia.
Por causa de necesidades, de miseria o de ambición, crímenes, robos y fraudes fueron practicados y esa práctica abominable se volvió una fuente de destrucción y miseria en nuestra casa; un hermano contra el otro, hijos contra sus padres, vecinos contra vecinos, crímenes practicados en casa de familiares, en negocios, en locales de trabajo.
Esa es una maldición terrible que cierra toda la gracia de Dios en nuestro hogar. Ven, Sangre redentora de Jesús, a liberarnos, pues necesitamos volvernos libres para poder asumir nuestra filiación y ser un pueblo sin herencias malignas.
Estamos prisioneros por los dolores que fueron alimentados en nosotros. Sufrimos con los males adquiridos por medio de la genética y por el vicio, con dolores sexualmente transmitidos (DST), con enfermedades que surgen en el transcurso del matrimonio entre familiares.
¡Ven, Señor, con Tu Sangre a lavar nuestra familia y purificarla! En Ti, nuestro Redentor, nos vamos a librar de todos los males que nos persiguen y que nos causan dolores y daños.
Por causa del vicio del tabaquismo, alimentamos en nosotros diversos tipos de cáncer. No nos preocupamos, perjudicamos nuestro cuerpo y deformamos nuestra genética, permitiendo que eso llegue también a nuestros hijos. Hay madres que fuman durante el embarazo, beben, usan marihuana, crack, y otros tipos de drogas. ¡Cuántos niños fueron generados en el alcoholismo o fueron fruto de largo consumo de drogas?! Eso es resultado de la herencia de maldiciones impregnadas en nosotros y que transmitimos a nuestros hijos.
Ven, Sangre de Jesús, libéranos de los dolores, vicios y malos comportamientos que fueron causados por nuestra negligencia y se esparcen a todos nuestros familiares. Muchos son víctimas, no tienen culpa alguna. Ven, Señor, a liberarnos, curarnos de esos males. Necesitamos de Tu gracia.
Peleas, ofensas, traiciones y conflictos surgen, frecuentemente, entre muchos matrimonios. Algunos son generados por el machismo, por la agresividad, por la violencia, por ofensas que parten de ambos lados, por mentiras… Todo eso originó separaciones, abandono de hogares y muchas rebeliones en los hijos. Muchos de los que vieron eso acontecer entre sus padres acaban haciendo las mismas cosas en sus propios matrimonios dando continuidad a la maldición de la separación.
Muchos matrimonios no se casan por Iglesia y viven maritalmente, y engendran hijos, nietos y bisnietos. Y estos, a ejemplo de sus padres, también constituyen familias de esa forma. Muchos de estos hijos no fueron bautizados, no conocieron a Dios, Sus palabras y Sus enseñanzas. Muchos hombres y mujeres se casaron por Iglesia sólo para dar satisfacción a los familiares, pero nunca más volvieron. Después, tampoco llevaron a sus hijos, que hoy viven en un paganismo total. Es verdad, Señor, que muchas de esas cosas hoy se repiten en nosotros, por eso queremos quebrar esas maldiciones que marcan nuestro hogar y nuestra familia. Libéranos con Tu sangre redentora para que eso no acontezca más. Que esas maldiciones, en Nombre de Jesús, sean interrumpidas, y que toda nuestra familia sea consagrada a Ti.
En diversas situaciones de la vida, las personas abandonan a Dios, la Iglesia, la Palabra del Señor. Algunos no leen la Biblia porque tienen dificultades, otros no van a la Iglesia por la distancia, otros no lo hacen por prejuicio, por desánimo, o porque estaban envueltos en los más variados sufrimientos cotidianos. Dejaron de hacer sus oraciones y se encaminaron por el mundo del paganismo, del ocultismo y de tantas otras sectas; por cuenta de eso, vieron su fe sacudida y encuentran que viven para pagar sufrimientos de otras vidas. Están envueltos en esa malignidad por desconocer la redención ofrecida por Jesús en Su cruz.
Existen personas que van a la Iglesia solamente los Viernes Santo, en la Semana Santa, los Miércoles de Cenizas, por algún bautismo, casamiento o misas por algún pariente o amigo difunto. Permanecen el resto del año como paganos, y así vive también toda su familia.
Esas personas creen que, sin tienen algún problema, es por causa de la envidia o mal de ojo, o un “trabajo”. Pensar de esa forma es una terrible maldición.
Ven, Sangre de Jesús, lava y santifica cada área de nuestra vida que fue tocada por esa situación. Que esa maldición caiga por tierra en nombre de Jesús. Queremos tener una vida nueva y ser un pueblo bendecido, una familia de Dios.
El Señor nos quiere libres de esas maldiciones, libres para que vivamos en plenitud. El quiere que las próximas generaciones de nuestra familia sean compuestas de personas bendecidas y que Lo aman. Necesitamos velar para que nuestra herencia sea de bendiciones.
Señor, Te agradecemos por todas las gracias que nos concediste hoy, por derrumbar esa herencia de maldición. Sabemos que, de ahora en adelante, podemos constituir un nuevo pueblo de Dios, lavado y santificado en la sangre de Jesús.
Somos aquellos que Te aman y obedecen Tus mandamientos. Así queremos vivir para siempre. Amén.
p. Vagner Baia
Diversas oraciones de sanación y liberación
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