Las heridas del alma y del corazón pesan mucho más que las heridas del cuerpo. El ser humano sufre, es vulnerable y siempre pasa por decepciones, frustraciones y pérdidas. Para curarnos las heridas espirituales, es importante que tomemos la decisión de cuidar de nosotros mismos, especialmente cuando esas heridas pesan.Todos tenemos heridas espirituales, y ellas son causadas, así como nuestras heridas físicas, lo son por negligencia o como resultado de violación de normas de seguridad; por romper los mandamientos de Dios.Son heridas que la medicina no puede curar, solamente Jesús.Él es el único que puede darnos la paz.Cuando miramos nuestras heridas, miramos también las heridas de las llagas de Jesús, las cuales pueden curarnos de todas las enfermedades físicas y espirituales.Sumerjámonos en las llagas de Jesús y dejemos que Él nos cure visitando todo nuestro ser y volviendo con nosotros a lugares que sólo Él puede ir. Ese bucear nos hace revivir los momentos de dolor y trauma, para que así seamos sanados de nuestras heridas espirituales.La sanación interior es muy eficaz para curar las heridas espirituales. Por medio de esta sanación, somos curados, muchas veces, de cosas que no sabíamos y ni siquiera recordábamos.Hoy, tenemos tantos profesionales, psicólogos, sacerdotes, laicos, personas especializadas que consiguen, con la técnica que la ciencia nos da, por la espiritualidad, por el bautismo en el Espíritu o por el poder de la oración descubrir en nosotros cosas que nunca imaginaríamos tener, heridas que son los motivos de ese vicio, de aquella carencia, de aquella incapacidad.Estas heridas causan en nosotros traumas, caos, verdaderos estragos, casi irreparables a los ojos del mundo. Pero en la oración, en la sanación interior y en el bautismo en el Espíritu, encontramos la sanación para esas heridas. Es necesario también fuerza para vencer todo el mal que esas heridas causan en nosotros. Necesitamos adentrarnos en nosotros, en nuestro territorio, para conversar con nosotros mismos.¡Cuántas personas hoy están depresivas y no logran entender por qué están con depresión!Esa es una herida tan triste, que puede curarse con medicamentos, oración, alimentación y vida social, participando de la vida de la Iglesia también para ser canal de Dios para los demás. Y eso sólo es posible por la curación interior.
Ironi Spuldaro
Adaptación del original en portugués
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