«El cristiano que reza pide a Dios ante todo que le perdone sus ofensas, es decir sus pecados, el mal que hace. Esta es la primera verdad de cada oración: aunque fuéramos personas perfectas, aunque fuéramos santos cristalinos que no se desvían nunca de una vida de bien, somos siempre hijos que le deben todo al Padre. Somos deudores sobre todo porque en esta vida hemos recibido mucho: la existencia, un padre y una madre, la amistad, las maravillas de la creación … Incluso si a todos nos toca pasar días difíciles, siempre debemos recordar que la vida es una gracia, es el milagro que Dios ha sacado de la nada. En segundo lugar, somos deudores porque, aunque consigamos amar, ninguno de nosotros puede hacerlo solamente con sus propias fuerzas. El amor verdadero es cuando podemos amar, pero con la gracia de Dios»
Francisco
Audiencia General 10-04-19
Viñeta: Leonan Faro
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