miércoles, 10 de julio de 2019

A ESTOS DOCE LOS ENVIÓ EN MISIÓN


«A estos doce los envió en misión»

Espíritu eterno de Amor,

que procedes del Padre y del Hijo,

te damos gracias por todas las vocaciones

de apóstoles y de santos que han fecundado a la Iglesia. 

Te pedimos que continúes tu obra. 

Acuérdate del momento en que, en Pentecostés

has descendido sobre los apóstoles reunidos 

en oración con María, la madre de Jesús,

y mira a tu Iglesia que hoy

tiene particular necesidad de sacerdotes santos,

de testigos fieles y autorizados de tu gracia, 

que tiene necesidad de hombres y mujeres consagrados

que irradien el gozo de aquellos que viven sólo por el Padre,

de aquellos que hacen suya la misión y la ofrenda de Cristo,

de aquellos que construyen, en la caridad, el mundo nuevo.

Espíritu Santo, Fuente eternal de gozo y de paz

eres tú quien abre el corazón y el espíritu a la llamada divina;

eres tú quien vuelve eficaz todo impulso hacia el bien, 

hacia la verdad, hacia la caridad.

Tus gemidos inexpresables 

elevan al Padre desde el corazón de la Iglesia, 

que sufre y lucha por el Evangelio.

Abre el corazón y el espíritu de hombres y mujeres jóvenes,

a fin de que una nueva floración de santas vocaciones

muestre la fidelidad de tu amor,

y que todos lleguen a conocer a Cristo,

la luz verdadera venida al mundo

para ofrecer a cada ser humano

la esperanza segura de la vida eterna. Amén.


San Juan Pablo II (1920-2005)
papa
Oración por las vocaciones en la 35 Jornada mundial de las vocaciones, 3 de mayo 1998

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