¿Quién es este…? (Mateo 8, 27)
Generalmente es difícil darse cuenta de lo que está sucediendo cerca cuando uno está medio dormido. Uno no es capaz de responder preguntas, resolver problemas o hacer actividades físicas, como por ejemplo, evitar que la barca zozobre. Por eso resulta razonable que los discípulos pensaran que Jesús no estaba consciente de la tempestad que amenazaba con hundir la barca. Sin embargo, lo que descubrieron es que Cristo nunca deja de estar atento, incluso en el descanso y el sueño. Resultó que Jesús, aun durmiendo, seguía siendo soberano.
Cuando los sorprendió la tormenta, los discípulos no habían logrado aún comprender que Jesús era el Señor y Dios. Pero aprendieron dos cosas nuevas esa noche: que Jesús siempre estaba preocupado por su bienestar, aun cuando pareciera estar dormido, y que tenía poder incluso sobre las fuerzas de la naturaleza.
Después de calmar la tormenta, Jesús preguntó a sus discípulos: “¿Por qué tienen miedo?” (Mateo 8, 26). A la luz del poder que acababa de demostrarles, su pregunta tenía bastante sentido. Había mucho más en Jesús de lo que ellos conocían y él les acababa de ofrecer otro ejemplo. Les mostró que podían confiar en él y que él podía protegerlos en cualquier situación en que se encontraran.
No hay nada que Jesús no pueda hacer. Su autoridad se extiende sobre ángeles y demonios, sobre el universo; sobre el corazón, la mente y el alma de los humanos. Jesucristo es el Señor y es Dios y él nos cuida a todos y a ti también. En ocasiones podrías sentir como si Jesús estuviera dormido en el bote y tal vez te sientas solo, sin su guía o ayuda. En tiempos difíciles como esos, trata de recordar que Jesús sigue siendo el Señor.
Te propongo una idea para la próxima vez que te sientas abrumado: deja lo que estés haciendo y reza el Credo. Permite que esta antigua plegaria te recuerde quién es Jesús realmente. Permite que te recuerde que él es “Dios de Dios, luz de luz” y que está “sentado a la derecha del Padre”, aun cuando tú no lo veas. Permite que el Credo te recuerde que “por nuestra salvación bajó del cielo”, y que “por nuestra causa fue crucificado.” Estas son verdades concretas y estables en las que puedes afianzarte en medio de la tormenta. Siempre recuerda: Jesús, cuando duerme, sigue siendo el Señor soberano y majestuoso.
“Señor Jesús, proclamo que tú eres el Señor. Ayúdame a confiar en ti.”
Génesis 19, 15-29
Salmo 26 (25), 2-3. 9-12
fuente Devocionario Católico La Palabra con nosotros
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