Poesía « Vivo sin vivir en mí »
«Dio todo lo que tenía»
Vivo sin vivir en mí,
y tan alta vida espero,
que muero porque no muero
Vivo ya fuera de mí,
después que muero de amor,
porque vivo en el Señor,
que me quiso para sí.
Cuando el corazón le di
puso en él este letrero:
Que muero porque no muero...
¡Ay, qué vida tan amarga,
do no se goza al Señor!,
porque, si es dulce el amor,
no lo es la esperanza larga.
Quíteme Dios esta carga,
más pesada que el acero,
que muero porque no muero.
Sólo con la confianza
vivo de que he de morir,
porque, muriendo, el vivir
me asegura mi esperanza.
Muerte, do el vivir se alcanza,
no te tardes, que te espero,
que muero porque no muero.
Mira que el amor es fuerte (Ct 8,6):
vida, no me seas molesta;
mira que sólo te resta,
para ganarte, perderte. (Lc 9,24)
Venga ya la dulce muerte,
venga el morir muy ligero,
que muero porque no muero.
Aquella vida de arriba,
que es la vida verdadera,
hasta que esta vida muera,
no se goza estando viva.
Muerte, no me seas esquiva;
viva muriendo primero,
que muero porque no muero.
Vida, ¿qué puedo yo darle
a mi Dios, que vive en mí,
si no es perderte a ti,
para mejor a él gozarle?
Quiero muriendo alcanzarle,
pues a él solo es al que quiero:
Que muero porque no muero.
Santa Teresa de Ávila (1515-1582)
carmelita descalza y doctora de la Iglesia
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