Al comenzar el nuevo día, antes de entregarme al descanso del cuerpo, Te suplico:
Que cada latido de mí corazón renueve el himno de adoración a tu Misericordia.Dios mío, te amo.
Te entrego mis primeros pensamientos y en ellos encerrados mis proyectos, mis anhelos.
Enséñame a esperar en todo tiempo Tu Gracia, que es mi fuerza.
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