«Dejando a su padre en la barca..., se marcharon con él»
Quien se deja conducir como un niño por el camino de la obediencia, alcanzará el Reino de los Cielos prometido a los que se hacen como ellos (Mt 19,4). La obediencia condujo a la mujer de estirpe real, desde la casa de David a la humilde casita del pobre carpintero de Nazaret. El mismo condujo a las dos personas más santas fuera del seguro cercado de este modesto hogar, para llevarles por caminos campestres, y en el establo de Belén colocó al Hijo de Dios en un pesebre.
En pobreza elegida libremente, el Salvador y su Madre recorrieron los caminos de Judea y Galilea, viviendo de las limosnas de los creyentes. Desnudo y sin nada colgaba el Señor en la cruz, y dejó el cuidado de su Madre en manos del discípulo amado (Jn 19,25s).
Por eso Él exige la pobreza a los que quieren seguirlo. El corazón del hombre tiene que estar libre de toda atadura a los bienes terrenales, de la preocupación por ellos, de su dependencia y de las ansias de poseerlos si quiere pertenecer totalmente al divino Esposo.
Santa Teresa Benedicta de la Cruz
Edith Stein, (1891-1942), carmelita descalza, mártir, copatrona de Europa
Para la primera profesión de la Hermana Miriam de santa Teresita
No hay comentarios:
Publicar un comentario