Te agradezco María por habernos dado, a mi y a mi familia, a Jesús Encarnado, nuestro Alimento Vivo, que nacido de una familia quiso en su ministerio valorizar la vida y la familia.
Pedimos en éste día la sanación y liberación de los matrimonios que sufren discordias y divisiones, para que todo espíritu de separación, de adulterio, de peleas y divorcio sea desenmascarado hoy debajo de Tus pies.
Entregamos los matrimonios todavía nuevos en la vida matrimonial, para que en esta fase de adaptación reciban debajo de Tus Pies el apoyo para tener una vida digna, lejos de todo egoísmo, de pensar en sí mismos, olvidándose de la propuesta de vida conyugal, que ahora son “una sola carne”.
Te entregamos los matrimonios que tienen mucho tiempo de casados, que están desgastados por los cansancios de los años, que ellos reciban debajo de Tus Pies la renovación de vida, retirando toda discordia, otorgándoles un avivamiento conyugal, haciendo volver el amor y el brillo inicial que habían perdido.
Te entregamos debajo de Tus Pies a los que todavía no están casados por iglesia, que no recibieron el sacramento del matrimonio, la importancia de la Bendición de Dios delante del altar.
Rogamos por los matrimonios en segunda unión, que aún no pudiendo comulgar en especie, tienen el deseo de unirse a Jesús en comunión espiritual, para que sean auxiliados por Vos.
Te consagramos a ti, María, las mujeres que están con dificultades para embarazarse, pedimos el milagro de la vida en esta familia, por aquellas que habiendo estado en gestación, perdieron sus bebes y por eso se cerraron emocionalmente al milagro, consagramos el vientre de las mujeres y el sistema reproductor de los hombres, para que sean liberados de problemas físicos, emocionales o de otro orden, y reciban en este día tu milagro maternal.
Amén.
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