Seguir a Cristo
Rezando con devoción por una persona, Gertrudis recibió esta enseñanza para que sirviera de regla a la conducta de su vida: (…) fiel a lo que la Escritura le haya podido revelar sobre el comportamiento de Cristo, se aplicara a imitar su ejemplo en todo y especialmente en tres cosas.
Lo primero es que, frecuentemente, el Señor pasaba la noche en oración. Esta alma debía entonces, en la tribulación y la adversidad, buscar auxilio en la oración. Segundo, de igual forma que el Señor recorría pueblos y ciudades predicando, esta persona debía aplicarse, no sólo en su predicación sino en todas sus acciones, gestos y atuendo, a edificar al prójimo con su buen ejemplo. Tercero, lo mismo que Cristo Señor ha esparcido múltiples bendiciones sobre quienes las necesitaban, esta persona debía esparcir la gracia con sus palabras y acciones. En el momento de actuar o hablar, debía estar siempre atenta para encomendar al Señor que ese acto fuese unido a su obra divina perfecta, ordenado según su adorable voluntad para la salvación del género humano. Una vez la acción realizada, ofrecerla de nuevo al Hijo de Dios, con la misma intención de unión, para ser corregida de sus imperfecciones y hecha digna de ser presentada a Dios Padre, en eterna alabanza.
Santa Gertrudis de Helfta (1256-1301)
monja benedictina
El Heraldo, III, (SC 143, Œuvres spirituelles, Cerf, 1968), trad. sc©evangelizo.org
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