martes, 5 de enero de 2021

COMPRENDIENDO LA PALABRA 050120


“Yo te vi, cuando estabas debajo de la higuera”

Natanael estaba bajo el árbol del higo, como bajo sombra de muerte. Lo vio el Señor, de quien está dicho: “Para quienes se sentaban bajo sombra de muerte salió una luz.” (Is 9,2) ¿Qué se ha dicho, pues, a Natanael? “¿Me dices, oh Natanael, de qué me conoces? Ahora hablas conmigo, porque te llamó Felipe”. Quien mediante un apóstol ha llamado, ha visto que pertenecía ya a su Iglesia. ¡Oh tú, Iglesia; oh tú, Israel, (…), ya en este instante has conocido a Cristo mediante los apóstoles, como Natanael conoció a Cristo mediante Felipe. Pero su misericordia te vio antes que tú le conocieses, cuando yacías bajo el pecado!

En efecto, ¿acaso hemos buscado primero nosotros a Cristo, y no nos ha buscado él antes? ¿Acaso nosotros hemos venido, enfermos, al Médico, y no el Médico a los enfermos? ¿No había perecido aquella oveja y, dejadas las noventa y nueve, el pastor buscó y halló a la que volvió a traer, alegre, en los hombros? (Lc 15,4) ¿No había perecido aquella dracma y la mujer encendió una lámpara y buscó por toda su casa hasta hallarla? (Lc 15,8)... Nuestro pastor halló la oveja, pero buscó a la oveja; la mujer halló la dracma, pero buscó la dracma. … Hemos sido, pues, buscados para ser hallados; hallados hablamos. Porque antes de ser hallados habíamos perecido si no fuésemos buscados, no nos ensoberbezcamos.


San Agustín (354-430)
obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia
Sermón sobre el evangelio de Juan, 7

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