El Hamsa o mano de Fátima es un símbolo asociado comúnmente para protegerse del mal, incluso en algunas sociedades este es relacionado con el poder, la fortuna, bendiciones, para protegerse del mal de ojo, celos y la rabia. Su origen real aún sigue siendo un misterio, sin embargo, existen muchas leyendas, de las cuales la más aceptada ha sido la musulmana.
Una leyenda popularizada por Ildefonso Falcones en su libro la mano de Fátima cuenta que Fátima Zahra (La luminosa) era la hija menor del profeta Mahoma y venerada por los musulmanes. Ella estaba casada con Alí, quien se había marchado por dos años sin decir a dónde iba. Un día Fátima estaba cocinando y vio por la ventana que venía su esposo y ella salió a recibirlo, pero él venía acompañado de una hermosa y joven mujer, la cual era su nueva concubina. Fátima llena de celos y de pensamientos muy negativos regreso a la cocina y sumergió su mano en la olla donde estaba cocinando y comenzó a remover la comida con su mano, tenía tanta ira que ni sentía el dolor. Su esposo al darse cuenta que Fátima se estaba quemando la mano, este inmediatamente se la retira y procede a curársela. En la noche cuando conversaron Ali le confiesa la relación que tenía con la joven. Fátima acepta la voluntad de su esposo, sin embargo ella lo espío en la noche y al observar que Ali besaba a la nueva concubina de ella salían lágrimas de dolor, finalmente ella corre hacia donde Alí para hacerle entender el gran amor que ella aún sentía por él. Cabe destacar que la religión Islámica permite la poligamia en los hombres). A raíz de esto Mahoma inmortalizó la imagen de su mano después de ese trágico suceso.
Otra leyenda sobre este símbolo se basa en el Islam, una religión que interpreta cada dedo de la mano de Fátima como un pilar, ya que cada uno representa un mandamiento fundamental en la ley islámica:
Primer pilar: “No hay más Dios que Ala y Mahoma es su profeta”. Significa que nada más que Dios (Allah) merece ser adorado y Mahoma es un mensajero enviado por Dios.
Segundo pilar: “Hay que orar cinco veces al día en dirección a la Meca”. Las horas en que debe orar son al amanecer, medio día, media tarde, al ocaso y en la noche. Acompañada de varias inclinaciones.
Tercer pilar: “La limosna o Azaque”, significa que cada musulmán debe dar una limosna a un vecino o a un familiar por lo menos una vez al año, porque cada musulmán debe sentirse comprometido con los más necesitados.
Cuarto pilar: “El ayuno” en el mes de Ramadán, que es el noveno mes del calendario islámico.
Quinto pilar: “La peregrinación a la Meca”. Significa que todo fiel debe visitar por lo menos una vez en su vida vestido con atuendos blanco y sin costura para arrepentirse de sus pecados. La Meca esta en Arabia Saudita, lugar donde nació Mahoma.
La última leyenda sobre el amuleto es que después de la guerra de El Badr, en donde Mahoma obtuvo muchos seguidores por su victoria, ellos buscaban un símbolo para identificarse, y Fátima hija de Mahoma, empapo su mano con la sangre derramada de un herido y la dejo plasmada sobre su velo, obteniendo la mano de Fátima en color rojo.
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA
# 2117 Todas las prácticas de magia o de hechicería mediante las que se pretende domesticar potencias ocultas para ponerlas a su servicio y obtener un poder sobrenatural sobre el prójimo —aunque sea para procurar la salud—, son gravemente contrarias a la virtud de la religión. Estas prácticas son más condenables aún cuando van acompañadas de una intención de dañar a otro, recurran o no a la intervención de los demonios. Llevar amuletos es también reprensible. El espiritismo implica con frecuencia prácticas adivinatorias o mágicas. Por eso la Iglesia advierte a los fieles que se guarden de él. El recurso a las medicinas llamadas tradicionales no legítima ni la invocación de las potencias malignas, ni la explotación de la credulidad del prójimo.
El uso de la mano de Fátima como amuleto
Si sentimos la necesidad de protección contra el mal y contra poderes demoníacos, Dios tiene algo mucho mejor para ofrecer que amuletos, como encontramos en Efesios 6,11-17:
"Revístanse con la armadura de Dios, para que puedan resistir las insidias del demonio.Porque nuestra lucha no es contra enemigos de carne y sangre, sino contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal que habitan en el espacio.Por lo tanto, tomen la armadura de Dios, para que puedan resistir en el día malo y mantenerse firmes después de haber superado todos los obstáculos.Permanezcan de pie, ceñidos con el cinturón de la verdad y vistiendo la justicia como coraza.Calcen sus pies con el celo para propagar la Buena Noticia de la paz.Tengan siempre en la mano el escudo de la fe, con el que podrán apagar todas las flechas encendidas del Maligno.Tomen el casco de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios.
Confiar en los amuletos es dejar de confiar en la providencia amorosa de Dios.
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