Al llegar a su pueblo, se puso a enseñar a la gente en la sinagoga, de tal manera que todos estaban maravillados. "¿De dónde le viene, decían, esta sabiduría y ese poder de hacer milagros? ¿No es este el hijo del carpintero? ¿Su madre no es la que llaman María? ¿Y no son hermanos suyos Santiago, José, Simón y Judas? ¿Y acaso no viven entre nosotros todas sus hermanas? ¿De dónde le vendrá todo esto?". Y Jesús era para ellos un motivo de tropiezo. Entonces les dijo: "Un profeta es despreciado solamente en su pueblo y en su familia". Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la falta de fe de esa gente.
RESONAR DE LA PALABRA
Ciudadredonda
Querido amigo/a:
Hoy aparece Jesús en su pueblo. La gente le conoce. Le vio gatear de niño. Le vio aprender a leer. Le vio dar sus primeros pasos con el martillo y las maderas... Por eso se extrañan de que pueda ahora enseñar, mostrar algo nuevo, algo que sea distinto de lo de siempre...
Los vecinos de Jesús se han perdido algunas de sus lecciones. No le han oído hablar del Reino, que empieza con lo pequeño. Creen que ya lo saben todo de él. No le han visto hacer ningún signo y ya le niegan la posibilidad de hacerlo... Con esa actitud, poco se puede hacer.
Este evangelio nos invita a no despreciar lo cercano, lo conocido, lo de cada día. Dios puede hablar a través de ello, como a los paisanos de Jesús les intentó hablar a través de su vecino...
¿Qué te dicen los cercanos? ¿Qué ves en la calle, en el barrio, en los telediarios de la televisión? ¿Qué ves en tu gente, en tu trabajo, en tu medio? Dios puede estar hablándote a través de todo ello, llamándote a hacer algo, o a hacerlo de otra manera...
No quites valor a lo de cada día. En medio de todo ello vamos fraguando la vida. La familia, el grupo, el trabajo, las lecturas, la oración cotidiana... Como decía Santa Teresa, “Dios está entre los pucheros”.
fuente del comentario CIUDAD REDONDA
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