Con Jesús por la mañana.
“Artistas del mundo, que sus múltiples caminos conduzcan a todos hacia aquel océano infinito de belleza, en el que el asombro se convierte en admiración, embriaguez, gozo indecible. Que los acompañe la Santísima Virgen, la «tota pulchra», que innumerables artistas han plasmado y que el gran Dante contempla en el fulgor del Paraíso como belleza que alegraba los ojos de todos los otros santos” (San Juan Pablo II). Reconoce y agradece los aportes de belleza con que las mujeres han iluminado tu vida, y ofrece tu día por la intención del Papa.
Con Jesús durante el día.
“Jesús dijo a sus discípulos: Les aseguro que, si tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, podrían decir a esta montaña: muévete de aquí para allá, y se movería. ¡Nada sería imposible para ustedes!” (Mt 17, 20). ¿Confías o dices que confías, en el Señor? ¿Eres consciente de la presencia de Dios en medio de las dificultades? María, tu madre es modelo de fe, a pesar de toda circunstancia adversa, ¡mírala! Al ritmo de la respiración, repite: “¡Creo Señor, pero aumenta mi fe!”.
Con Jesús por la noche.
Bautiza el día. Serénate y toma contacto con tu interioridad. ¿Cómo ha sido tu día? ¿Qué imágenes han quedado grabadas en el corazón? ¿En qué momento has sentido plenitud? ¿Qué sentimiento habita tu corazón ahora? ¿Cómo llamarías a tu día y por qué? Toma nota y agradece a Dios lo vivido.
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