El orgullo puede ser sanado sólo por la humildad.
El orgullo es un empecinamiento en el aislamiento propio; por eso, debe ser mitigado con pruebas más grandes. Por su parte, la búsqueda de placeres es una debilidad y, al no ser favorecida por la terquedad, es más fácil de sanar. El orgullo, no obstante, puede ser sanado sólo por la humildad, aunque esta sea difícil de alcanzar. Mas con ella viene el verdadero conocimiento de Dios y la posibilidad de ver Su luz, cosa que jamás podría obtener aquel que sólo se preocupa por sí mismo.
(Traducido de: Părintele Dumitru Stăniloae, nota 17 la Cuviosul Nichita Stithatul, Cele 300 de capete despre făptuire, în Filocalia VI, Editura Humanitas, Bucureşti, 2009, p. 254) - Fuente: Doxología
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