lunes, 14 de agosto de 2017

RESONAR DE LA PALABRA

Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (17,22-27):
En aquel tiempo, mientras Jesús y los discípulos recorrían juntos Galilea, les dijo Jesús: «Al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres, lo matarán, pero resucitará al tercer día.» Ellos se pusieron muy tristes. Cuando llegaron a Cafarnaún, los que cobraban el impuesto de las dos dracmas se acercaron a Pedro y le preguntaron: «¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?» Contestó: «Sí.» Cuando llegó a casa, Jesús se adelantó a preguntarle: «¿Qué te parece, Simón? Los reyes del mundo, ¿a quién le cobran impuestos y tasas, a sus hijos o a los extraños?» Contestó: «A los extraños.» Jesús le dijo: «Entonces, los hijos están exentos. Sin embargo, para no escandalizarlos, ve al lago, echa el anzuelo, coge el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda de plata. Cógela y págales por mí y por ti.»
Palabra del Señor
RESONAR DE LA PALABRA.Queridos amigos y amigas:

El relato de hoy es chocante. Parece como una lección de “diplomacia cristiana”. Pagar impuestos a una potencia dominante es propio de esclavos. Jesús no quiere un pueblo de esclavos sino de hijos libres. Y, sin embargo, accede a pagar para no darles motivo de escándalo. Se adivina detrás de este relato la situación de la iglesia primitiva y sus relaciones con los poderes públicos: tirantes en ocasiones (como se comprueba, por ejemplo, en el libro del Apocalipsis); corteses en otras (como aparece en la carta a los romanos y en otros escritos neotestamentarios).
La libertad no se puede vender. Pero podemos moderarla según el mayor bien de los demás. ¡Qué difícil es en la práctica este discernimiento!
Hoy, la Iglesia celebra la memoria de San Maximiliano Kolbe. La historia de su sacrificio es impresionante, y nos recuerda que, como a Cristo, al final la vivencia coherente de nuestra fe, nos llevará irremediablemente a la entrega de la vida. Kolbe la entregó en ese impresionante acto de generosidad, porque esto fue posible porque su vida estaba ya comprometida radicalmente con el Crucificado en el día a día.

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