Con Jesús por la mañana.
“En esta fecha la tristeza se mezcla con la esperanza, y esto es todo lo que nosotros sentimos hoy en esta celebración. La memoria de los nuestros ante sus restos, y la esperanza. Pero también sentimos que esta esperanza nos ayuda, porque todos nosotros tenemos que hacer este camino. Antes o después, todos. Con más o menos dolor, pero todos. Y al mismo tiempo, con la flor de la esperanza. Con aquella cadena que está anclada más allá, en la esperanza de la resurrección que no desilusiona” (Papa Francisco). Reza por los difuntos. Ofrece tu día por la intención del Papa.
Con Jesús por la tarde.
“Como las mujeres llenas de temor, miraban al suelo, ellos les dijeron: ¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí ha resucitado” (Lc 24, 5-6). Dios está presente aún en los momentos difíciles, de dolor y de dificultad, cuando las cosas parecen no tener vida. ¿Buscas aquietar el corazón y descubrir a Dios en las situaciones que vives? Frente a las dificultades pregúntate en el corazón: “Señor, ¿Qué tengo que aprender?”.
Con Jesús por la noche.
Rememora palabras. Trae a tu memoria las conversaciones que hoy mantuviste. ¿Qué palabras o frases escuchadas te resuenan? ¿Por qué te resuenan? ¿Qué has dicho hoy que sea significativo para ti? ¿Por qué es significativo? ¿Qué conversaciones de hoy te han dejado en paz y cuáles no? Apunta la diferencia en cada una y haz un propósito para crecer en adelante. Agradece el día.
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