Recuerda que después de las pruebas viene la alegría espiritual. El Señor nunca olvida al que ha sido paciente en las pruebas y tristezas, por amor a Él.
Las tentaciones nos son permitidas para que conozcamos nuestras pasiones ocultas, para que luchemos contra ellas y podamos sanar nuestra alma. Son también una señal de la misericordia divina.
Por eso, abandónate confiado en las manos de Dios y pídele Su auxilio, para que te fortalezca en tu lucha.
La esperanza en Dios no puede terminar jamás en desesperanza. Las tentaciones hacen humilde nuestra mente.
Dios sabe cuánto puede soportar cada uno, por eso es que permite solamente las tentaciones que podemos enfrentar. Sin embargo, debemos estar atentos siempre, para no caer solos en la tentación.
Confía siempre en el Dios bueno, en el Dios fuerte y vivo, y Él te conducirá al sosiego.
Recuerda que después de las pruebas viene la alegría espiritual. El Señor nunca olvida al que ha sido paciente en las pruebas y tristezas, por amor a Él.
Así las cosas, ¡que tu alma no se amedrente... y no temas!
(Traducido de: Sfântul Nectarie al Pentapolei, Învăţături, Editura Evanghelismos, Bucureşti, 2008, p. 17-18)
fuente Doxologia
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