Corazón Orante
Cada uno de nosotros tiene un corazón orante que necesita ser trabajado, desenvuelto para crecer en el don de la oración.
Este trabajo consiste en un acogimiento de la gracia de Dios.
El corazón orante no es algo que vamos a comprar con nuestros esfuerzos,
sino que vamos a acoger con libertad.
Este corazón orante se va realizando en nuestra historia.
Es un ejercicio continuo y asiduo.
Es un trato de fidelidad y sinceridad con Dios.
Mons Jonas Abib
fuente: facebook
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