Si prestamos atención veremos que hemos complicado mucho las cosas porque tomamos la vida demasiado en serio.
Lo peor es que este comportamiento se vuelve frecuente y se transforma en hábito enfermizo.
De ahí en adelante, todo es muy serio y negativo y no hay motivos para reírse de nada,
especialmente de los errores que se vuelven merecedores de correcciones durísimas y no se puede encontrar gracia en nada de aquello que, -de tan errado- es patético.
Y nadie sonríe más!
No tomarse la vida tan "en serio", en algunos aspectos, es sabiduría e instrumento para hacer que aparezca el verdadero valor de nuestra existencia.
Quien no sabe sonreír ni ver los aspectos positivos nunca va a aprender a percibir el verdadero sentido de la vida.
Con cariño,
Ricardo Sá
fuente: www.cancaonova.com
adaptación del original en português
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