domingo, 12 de enero de 2014

Lo inevitable puede cambiar


"La decepción ciega y nos hace pesimistas.
Ella es inevitable, no depende de nosotros.
Nos decepcionamos con personas e instituciones ligadas a las religiones.
Algunos acaban decepcionados con la Iglesia y, consecuentemente, con el Señor.
Eso es terrible, porque de ahí viene el enfriamiento y el alejamiento.
Necesitamos superar ese sentimiento renunciando a él.
Es necesario que no guardemos "decepción" en el corazón.
Mis hermanos, ¿cuál es la manera de salir de nuestra ceguera espiritual y del pesimismo?
Es volvernos hacia Jesús.
No tengamos miedo, renunciemos a las decepciones;
pidamos oraciones, pidamos que recen por nosotros,
por la sanación del corazón y sus sentimientos.
Renunciemos y salvemos nuestras vidas"

Adaptación sobre un texto de Mons. Jonas Abib
fuente www.cancaonova.com

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