Un año para cultivar
Estamos iniciando un nuevo año y continuaremos compartiendo la Palabra de Dios de forma simple pero con mucha eficacia, pues la Palabra es viva y siempre produce, en quien la acoge, muchos frutos de conversión.
Vamos a meditar el Evangelio de San Lucas 13, 6-9.
Prepárate haciendo un silencio acogedor para las semillas de la Palabra y la meditación. Deja que las raíces crezcan en tí, y con certeza los frutos vendrán a tu vida. Puedes leer el texto bíblico varias veces.
En la parábola contada por Jesús queda claro que el hombre era el dueño de una viña, pero quiso plantar ahí una higuera, seguramente con el proyecto de alimentarse de sus frutos. Sin embargo, cuando fue a buscar los higos, no los encontró.
Aquel hombre no estaba pidiendo más de lo que la higuera le podía dar, no fue a buscar uvas en ese árbol, eso sería imposible, él fue a buscar higos en la higuera. A tí también Dios no te pide lo imposible. Él no te va a exigir aquello que sólo los otros pueden dar. Así como sucedió con aquel hombre que sabía que únicamente la higuera podría dar higos y no la viña, Dios sabe qué es lo que te puede pedir.
La tolerancia del dueño de la viña estaba acabandose y dió la orden de cortar la higuera. Pero el agricultor con la paciencia de quien sabe cultivar, pidió un tiempo más para la higuera: “Señor, déjala aún este año. Voy a cavar alrededor de ella y poner adobo. Puede ser que así de frutos.”
Este es nuestro tiempo. Tenemos un año entero por delante para que produzcamos los frutos que Dios quiere encontrar en nuestras vidas. Necesitamos dedicarnos a “cavar alrededor” y a “poner adobo”, cuidando la salud de las raíces de nuestra fe y de nuestros relacionamientos.
Ten metas claras y posibles, no le pidas uvas a la higuera. El inicio del año siempre es marcado por proyectos nuevos, sin embargo precisan contemplar la realidad concreta, deben tener un plazo de validez superior a la emoción de Año Nuevo.
Será necesario tener la paciencia del agricultor, que se dedica a cultivar y a trabajar mucho para que en el futuro pueda cosechar los frutos. Los mejores frutos de transformaciones y conquistas en nuestras vidas son consecuencia de la dedicación personal y del auxilio de la gracia de Dios. La gracia de Dios nunca nos faltará, sin embargo a lo largo del año, la dedicación personal muchas veces va desapareciendo. No dejes que esto te pase.
Así como aquella higuera, tú y yo estamos delante de un año nuevo. Trabajemos la tierra de nuestro corazón y dejemos que las semillas de la palabra de Dios fecunden nuestro vivir, que las manos del Señor puedan trabajar en nosotros a fin de que este sea un año fructífero.
Que este sea para tí, un año para cultivar con dedicación la conversión y el crecimiento que el Señor espera de tí.
Dios bendiga tu año 2014!
Padre Fabrício
Miembro de la Comunidad Canción Nueva.
Miembro de la Comunidad Canción Nueva.
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