Cuida con destreza y al mismo tiempo con rigor, las heridas y las decepciones de la vida. No permitas que tu corazón sea comandado por los sentimientos de ira, de resentimiento, de odio, de frialdad o de indiferencia.
No tengas miedo de amar y permite a tu corazón amolde al de quien merece un afecto puro y sincero. Pero ten cuidado para que ningún "exceso de amor" se transforme en una pasión ciega y no embarre tu visión interior, generando atropellos y malos entendidos.
p. Rogger Araujo
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