Señor de la vida,
alabamos Tu Santo Nombre en la mañana,
proclamamos la Fuerza, el Poder y la Gracia de Tu Nombre.
Proclamamos Tu Soberanía, Tu Majestad, Tu Santidad.
Tú lo has grabado a fuego en nosotros.
Nos has sellado, nos has separado para Vos.
Hoy, cuando las batallas de la vida han dejado sus rastros,
te pedimos, llena los vacíos de nuestro corazón con Tu Amor!
Tu conoces nuestras preocupaciones e inseguridades,
nuestras soledades más hondas y dolores,
te suplicamos, ¡actúa!
Actúa con Tu fuerza y poder,
con Tu misericordia y paciencia.
y danos, al final de este día,
la gracia de reconocer que Tú eres lo mejor de nuestra vida.
¡Amén!
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