Señor y Dios de la Vida,
que revelaste tu amor de predilección por lo pequeño,
que vuelto tus ojos a lo que nada vale,
a lo que nadie ve,
te hiciste nada para levantarnos de nuestras miserias;
de frente al día que se alza,
pido la gracia de Tu Espíritu sobre mí,
sobre lo mío, sobre los míos,
sobre el mundo que pusiste a nuestros pies.
Derrama con Poder la Abundancia de Tu Amor.
Que cimentados en Tu Palabra,
Que fortalecidos con Tu Cuerpo,
Que animados por Tu Espíritu
se disipe toda sombra de muerte.
Destierra los espejismos de una vida sin Ti;
apaga las ilusiones del hombre viejo;
arrasa con las mentiras, la soberbia, la vanidad y la envidia;
Y ven con poder a llenar mis vacíos más hondos,
los cuencos de mi ser que esperan restauración,
que ansían ser llenos de Ti,
ser sumergidos en el mar de tu misericordia.
¡Amén!
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