Que las familias no pierdan la capacidad de soñar, dice el Papa
En el encuentro con las familias en las Filipinas, Santo Padre habló de la importancia de la familia soñar y rezar unida
Que la familia nunca pierda la capacidad de soñar. Este fue uno de los mensajes dejados por el Papa Francisco a las familias de las Filipinas en el encuentro que tuvo con ellas en este viernes, 16, en su visita al país. Hablando varias veces de improviso, en español, Francisco también destacó la necesidad de que la familia permanezca en Dios y rece siempre unida.
El discurso del Papa se concentró en la figura de San José, que muchas veces aparece en las escrituras descansando, mientras se le revela en sueños la voluntad de Dios. Francisco dijo que no es posible una familia que no sueña, sin esta capacidad, los hijos no crecen y el amor se pierde.
“Por eso, recomiendo a todos que por la noche, cuando hagan el examen de conciencia, se hagan esta pregunta: ¿hoy he soñado con el futuro de mis hijos? ¿He soñado con el amor de mi esposo, de mi esposa, soñé con mis padres y abuelos que hicieron la historia también? Es tan importante soñar. Antes que nada soñar con la familia. No pierda esta capacidad de soñar”.
El Santo Padre observó que Dios también habla con el hombre en los momentos de descanso, cuando él pone de lado sus deberes y actividades diarias. A partir de eso, el Papa pidió que las familias consideren tres aspectos, en especial: reposar en el Señor, levantarse con Jesús y María, y ser voz profética.
“El reposo es esencial también para nuestra salud espiritual, para escuchar la voz de Dios y comprender aquello que nos pide”. Y para que cada cristiano pueda providenciar una casa para Jesús, a ejemplo de Sagrada Familia, es necesario reposar en Dios, encontrar tiempo para rezar, aún ante los quehaceres de la vida cotidiana.
“Si no rezamos, nunca conoceremos la cosa más importante de todas: las voluntad de Dios a nuestro respecto. Además de eso, durante toda nuestra actividad, en la multiplicidad de nuestras ocupaciones, conseguiremos verdaderamente poco sin la oración”.
A pesar de ser necesarios, tales momentos de descanso no pueden prolongarse por mucho tiempo, añadió el Papa. Al ejemplo de San José, después escuchar la voz de Dios, es necesario despertarse y actuar.
“La fe no nos quita del mundo, sino que nos pone más profundamente en él. En realidad, cada uno de nosotros tiene un papel especial en la preparación de la venida del Reino de Dios a nuestro mundo. (…) Dios nos llama a reconocer los peligros que amenaza nuestras propias familias y para protegerlas del mal.
Francisco mencionó también las varias presiones que la vida familiar sufre hoy. “La familia esta amenazada también por los crecientes esfuerzos de algunos en redefinir la propia institución del matrimonio mediante el relativismo, la cultura de lo efímero, la falta de abertura a la vida”.
En este punto, el Pontífice recordó al beato Pablo VI, que tuvo el coraje de defender la abertura a la vida en la familia. “Pablo VI era valiente, era un buen pastor y advirtió sus ovejas sobre los lobos que las merodeaban. Que él nos bendiga en esta tarde”. Y agregó: “Toda amenaza a la familia es una amenaza a la propia sociedad”.
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