Francisco defiende la necesidad de que los cristianos siempre recuerden el primer encuentro con Cristo y mantengan la esperanza en Jesús
Un cristiano debe siempre proteger en sí la memoria de su primer encuentro con Cristo y la esperanza en Él, que lleva a seguir adelante en la vida con el coraje de la fe. Ese fue el punto central de la homilía del Papa Francisco este viernes, 30, en la Casa Santa Marta.
Quien no recuerda los días del primer amor, no ama realmente. Y un cristiano sin memoria de su primer encuentro con Jesús es una persona vacía, espiritualmente inerte, como son las personas “tibias”.
Lo que guió la homilía del Papa fue la frase inicial de la Carta a los Hebreos, en la liturgia del día, en la cual el autor nos invita a “recordar aquellos primeros días” en que recibieron la luz de Cristo. Según el Papa, el día del encuentro con Jesús, no debe ser olvidado nunca, porque es un día de gran alegría y voluntad por hacer cosas grandes.
Junto a la memoria, el Papa observó que no se puede perder el coraje de los primeros tiempos y el entusiasmo, la franqueza que nacen del recuerdo del primer amor. Sin eso, los cristianos corren el riesgo de perder el calor, convertirse en “cristianos tibios”.
“Los cristianos “tibios”, están ahí, sí, son cristianos, pero perdieron la memoria del primer amor. Y sí, perdieron el entusiasmo, también perdieron la paciencia para “tolerar” las dificultades de la vida con el espíritu de amor de Jesús”.
Atención al mal que toca a la puerta
Cuando se piensa en los cristianos tibios, el Papa menciona dos imágenes incisivas y desagradables aparentemente. La primera es aquella evocada por Pedro, del “can que vuelve a su vómito” y la otra es la de Jesús, para el cual, existen personas que se deciden seguir el Evangelio, expulsaron de si al demonio, pero cuando este regresa con fuerza, le abren la puerta.
“El cristiano tiene estos dos parámetros: la memoria y la esperanza. Retomar la memoria para no perder aquella experiencia tan bella del primer amor, que alimenta la esperanza. Muchas veces es oscura, la esperanza, pero sigue adelante. Cree, continúa, porque sabe que la esperanza no desengaña a los que quieren encontrar a Jesús. Estos dos parámetros son justamente el cuadro en el cual podemos proteger esta salvación de los justos, que viene del Señor”.
Una salvación, afirma el Papa citando las trecho del Evangelio, que debe ser protegida para que el pequeño gran de mostaza crezca y de fruto.
“Dan pena, hacen tanto mal tantos cristianos por la mitad del camino, tantos cristianos fallidos en este camino hacia al encuentro con Jesús, este camino en el cual perdieron la memoria del primer amor y no tiene esperanza. Pidamos al Señor la gracia de proteger el presente, el don de la salvación”.
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