Nuestro Dios es un Dios de las promesas cumplidas, y él no está jugando. Hay personas que están viviendo una vida desordenada, sin perspectivas, sin proyecto alguno. Ellas están como gallinas, limpiando siempre el mismo lugar.
Dios tiene promesas de sanación, de restauración y de una vida nueva. Tal vez no recibamos la sanación deseada, pues no siempre El hace nuestra voluntad. Dios no quiere que nos perdamos, por eso, muchas veces, la única manera que tiene Él de frenarnos es permitiendo dolencias. La dolencia ya es una sanación para nosotros y nuestra familia.
A Dios le importa cada uno de nosotros, Él ve nuestras lágrimas. Nosotros somos los que no logramos, no conseguimos percibirlo. El está con nosotros a toda hora, en todos los momentos.
Muchos han gastado -están gastando- parte de su tiempo viviendo en el pasado o en el futuro, y no viven bien el momento presente. Vive intensamente el ahora que Dios te está dando. Presta atención si estás viviendo el día a día, ten el coraje de avanzar. ¡Sal del pasado!
Coloca tu vida en orden y comienza por tu interior. Haz eso por medio de la confesión. Tu temperamento necesita ser controlado por el Espíritu de Dios, previsas convertirte! No habrá sanación si no te conviertes, pues ella es un encuentro con el cambio personal, y ésta es una decisión.
Ezequias era un hombre muy bueno, un profeta que reconoció no estar pronto para aquello que Dios le tenía reservado a él. Mucha gente dice: "Dios no hace nada en mi vida, sólo en la vida de otros". El hace, sí, pero en la hora correcta para cada uno, porque El nos conoce personalmente. Necesitas creer así como Ezequias que creyó y fue salvo él y su ciudad. El Señor va a salvar a muchos por causa de tu fidelidad a Él y no solamente tu casa y tu familia.
Cuántas personas que no conversan con sus padres y con sus hijos! La falta de perdón causa hasta parálisis física. El perdón es la llave para la sanación, es la puerta abierta para la bendición. Necesitas decidirte a perdonar, decídete por Dios. Tira las contaminaciones, los ídolos de tu vida. La fé recusa la presencia de ídolos. Qué ídolo estás colocando en lugar de Dios? Es tu trabajo, tu auto, tu familia, tu religión?
¡Jesús es quien murió en la Cruz por ti!
Adaptación del original en portugues sobre una transcrição e adaptação original de: Míriam Santos Bernardes
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