¡Buen día, Espíritu Santo!
¡Qué bueno es saber que has estado y
estás Conmigo!
¡Qué alivio tiene el corazón que
sabe, percibe y vive
Con la certeza de Tu Auxilio!
Tú eres el Gran Tesoro.
Tú eres el Mayor Regalo!
Ven a la mañana a sembrar nuevamente
todo aquel Bien que mi aridez no
permitió crecer;
todo aquel Bien que las espinas de mi
corazón ahogaron.
Te alabo y te Bendigo en éste mi
presente;
En medio de mis pequeñas alegrías y
mis grandes luchas.
Como cambian los torrentes, así hazlo
con la lógica de mi vida.
Dame la gracia de recuperar espacios
abandonados,
Amistades relegadas;
Gestos olvidados
Palabras omitidas;
Miradas descuidadas…
Hazme de nuevo desde Tu Corazón.
Resucítame, Refugio mío, escudo mío.
Y dime, ¿qué podemos hacer juntos
hoy?
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