La misericordia de Dios quiere alcanzar a todos
Dios, el Padre de la Misericordia, envió a su Hijo amado al mundo, derramó sobre nosotros el Espíritu Santo que nos convence de los estragos del pecado y abrió un tiempo de gracia. Monseñor Alberto Taveira, en el libro “Retiro Popular”, dice algo liberador para nosotros: “Gracias al amor misericordioso de Dios, no hay pecado, por mayor que sea, que no pueda ser perdonado, ni pecador que sea dejado de lado. Todas las personas que se arrepienten serán recibidas por Jesucristo con perdón e inmenso amor”.
Es fundamental abrirse al arrepentimiento y a la salvación de Dios, apurar la propia conversión, pues la Sagrada Escritura nos garantiza: “Del mismo modo, si el malvado se aparta de la mala vida que llevaba y actúa según el derecho y la justicia, vivirá- Si se aparta de todas las infidelidades que cometía, debe vivir, pero no morir” (Ez 18,27-28)
El tiempo que se llama hoy, nos invita a recogernos en nuestro interior para hacer un buen examen de conciencia.
Dejemos que el Espíritu Santo actúe en nuestro corazón para que nos revele los pecados. Con humildad, podemos buscar el sacramento de la penitencia y confesar nuestros pecados. La Iglesia nos enseña: es necesario reconocer que nos equivoquemos, arrepentirnos de nuestros errores y pedir perdón por ellos.
“Señor, escucha mi voz. Que tus oídios estén atentos al clamor de mi oración. ¿Si llevaras en cuenta nuestras faltas, quién podrá subsistir? Pero en Ti encuentro el perdón. En ti temo y en ti espero”.
¡Jesucristo, Hijo de David, ten piedad de nosotros!
¡Jesús, en vos confío!
Luzia Santiago
Confundadora de la Comunidad Canción Nueva
foto y textos publicados por Canción Nueva, portal en español
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