Un signo frecuente de inseguridad que observamos en la gente es que busca seguridad interior precisamente en las leyes y tradiciones. Cuanto más insisten en las leyes e intentan doblegar al pueblo a las mismas leyes, mayor es su inseguridad. Se supone que las leyes son para el servicio de la comunidad, no al revés. Las leyes nunca tienen que convertirse en una obstrucción o una cortina entre Dios y el pueblo. No son algo absoluto en sí mismas, sino servidoras de la gente.
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