Un par de palabras robaron mi mañana y no he podido dejar de rumiar eso que iba y venía:
"las gracias son perlas".
Por cierto no es una revelación, ¿quién dudaría que toda "gracia de Dios" es un tesoro para nosotros?
Se trata de una idea que me llevaba a otra realidad.
¿Has oído hablar del "cultivo de perlas"?
Sí, las perlas se cultivan.
No nacen por generación espontanea.
Nacen en lo profundo. Crecen en soledad.
Crecen en medio de tensiones.
Son el fruto de un desgarro, de un dolor.
¡Las gracias son perlas!
Puede que hayan sido cultivadas en la profundidad del Amor de Dios, un Amor que misteriosamente llega a tener dolor en la medida del dolor de Dios que es un dolor-amante. No semejante en nada al dolor que nosotros conocemos, es el dolor con sabor a cielo, es un dolor con sabor a Padre.
O puede que Dios haya tomado la valiente decisión de cultivar la gracia que estás necesitando dentro de vos.
¿Es que acaso no podría hacerlo si ha sido Él quien ha decidido que seas Templo de Su Espíritu?
¿Hay un dolor que está atravesando tu carne?
¿Hay como una espina clavada en tus entrañas, en tus pensamientos, que parecen querer doblegar tu espíritu?
¡Calma mi hermano!
¡Calma mi hermana!
Puede que Dios esté cultivando en esta hora la más preciosa perla, la más preciosa gracia que recibirás en toda tu vida.
Al Dios Vivo, mi perla preciosa te confío.
Miguel Angel Yunges
Comunidad Piedras Vivas.
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