jueves, 24 de noviembre de 2016
Liturgia viva al despertar 24112016
La destrucción de Jerusalén y los signos de desastre en la naturaleza son para nosotros signos de las pruebas de la vida cristiana y del difícil establecimiento del reino de Dios en medio del pueblo. Pero no olvidemos que nosotros mismos también retrasamos este reino, por nuestro egoísmo, por nuestra hambre de poder, por todo el mal que nos infligimos los unos a los otros. Y aun así, nuestros exiguos esfuerzos positivos ayudarán a acercar más la salvación. Con la ayuda de Cristo presente entre nosotros, podemos crecer en el amor, perdón, compasión, justicia, paz. Deberíamos mantener nuestras cabezas alzadas en esperanza.
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