San Clemente de Roma, papa del año 90 a 100 aproximadamente
Carta a los Corintios, 19-23
«Sabed que el reino de Dios está cerca»
Fijemos nuestra mirada sobre el Padre y Creador del mundo entero; acojamos sus dones de paz y sus beneficios, magníficos, incomparables. Contemplemos con el pensamiento y consideremos con los ojos del alma la gran paciencia con sus designios; reflexionemos cómo actúa pacíficamente con su creación... Porque derrama sus beneficios sobre toda la creación, pero a nosotros nos los prodiga sobreabundantemente cuando recurrimos a su misericordia...
Pero, amados mío, vigilad que sus numerosos beneficios no se transformen en condena para nosotros si no vivimos de manera digna de él... Consideremos cuán próximo está de nosotros, y que no se le escapa ninguno de nuestros pensamientos ni de nuestras deliberaciones interiores. Es, pues, justo que no abandonemos nuestro puesto contra su voluntad... Que no se nos dirija a nosotros la palabra que dice: «Malditos los que tienen el alma dividida, los que dudan en su corazón, los que dicen: ‘Eso, ya lo escuchábamos en tiempo de nuestros padres; y he aquí que hemos envejecido y nada de esto nos ha ocurrido’. ¡Oh insensatos! Comparaos a un árbol, mirad la planta de una vid. Primero pierde sus hojas, después nace una yema, después una hoja, después una flor, y después de todo ello, el racimo verde, y después llega el racimo maduro.». Fijaos como en poco tiempo ha madurado el fruto del árbol. En verdad ¡así será de rápido y súbito el cumplimiento de su designio! La Escritura da testimonio de ello cuando dice:«Vendrá rápidamente; no tardará» (Is 13,22) y :«El Señor vendrá a su Templo repentinamente, el Santo que esperáis» (Ml 3,1).
No hay comentarios:
Publicar un comentario