Con Jesús por la mañana:
“Todos queremos la paz. Pero, viendo este drama de la guerra, viendo estas heridas, viendo tanta gente que ha dejado su patria, que se ha visto obligada a marcharse, me pregunto: ¿quién vende armas a esta gente para hacer la guerra? He aquí la raíz del mal. El odio y codicia del dinero en la fabricación y en la venta de las armas”. (Papa Francisco) Pensemos, y desde nuestro corazón digamos también una palabra para esta pobre gente criminal, para que se convierta. ¿Cómo vences la indiferencia ante quien sufre? ¿Qué te pide a ti el Señor ante esta situación?
Con Jesús durante el día:
“Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas de los sabios y prudentes se los ha dado a conocer a sencillos. Sí Padre, así te ha parecido bien” (Lc.10, 21) ¿Es tu corazón sencillo? ¿Alabas al Padre por la profundidad de sus hijos? ¿Prefieres a los pequeños?
Con Jesús en la noche:
Agradece el día. ¿A quiénes tuve en cuenta hoy y le ofrecí mi ayuda? ¿Alguien pasó desapercibido para mí? ¿Qué actitud me gustaría tener frente a los que necesitan?
fuente del comentario El Evangelio en casa
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