Hay una cosa contra la que advirtió el Papa casi con dureza en el discurso citado del 3 de Julio de este año en Roma. Hablaba en directo y sólo para la Renovación carismática italiana pero es evidente que podemos y debemos aplicarnos todos dichas enseñanzas. El tema es el de la perpetuación de los cargos en los grupos o en las coordinadoras. Es evidente que el Papa estaba al tanto de algunos abusos en este sentido, de lo contrario no se pueden decir las palabras que dijo y cómo las dijo.
Lo primero que salta a la vista es que el Papa ama mucho a la Renovación y la tiene en gran valía para descender a esos detalles. Espera mucho de ella en vistas a la reevangelización de la Iglesia y del mundo. Una flor tan delicada, como decía Pablo VI, debe ser cuidada al máximo.
Escuchen al Papa:
Hay otro punto que es muy importante esclarecer en esta corriente de gracia. Me refiero a los guías, a los dirigentes. Existe, hermanos y hermanas, una gran tentación para los líderes. No me gusta esta palabra, prefiero el término servidor; pues bien, existe una tentación para los servidores, que viene del demonio. Es la tentación de creerse indispensables, cualquiera sea el cargo. El demonio los lleva a querer ser quienes mandan, quienes están en el centro. Y así, así, paso a paso, se resbalan en el autoritarismo, en el personalismo, y no dejan vivir a las comunidades renovadas en el Espíritu. Estas tentaciones hacen que se consideren eternos e insustituibles, posición que siempre esconde formas de poder o de dominio sobre los otros. En este sentido se han registrado casos tristes, por lo que hay que poner un tiempo limitado a los cargos, que en realidad son servicios. Un servicio importante de los líderes laicos es hacer crecer y madurar espiritualmente y pastoralmente a quienes tomarán su cargo al terminar su servicio. Todos los servicios en la Iglesia es conveniente que tengan un vencimiento. No hay líderes vitalicios en la Iglesia, esto sucede en algunos países donde existe la dictadura. “Aprendan de mí que soy manso y humilde de Corazón”, dice Jesús.
La división que hubo en España hace años no vino del pueblo. Al contrario el pueblo la sufrió y se vio sometido a fuertes vaivenes y tensiones que sólo provinieron de la coordinadora nacional, de otras coordinadoras y de algunas otras personas significativas entre las que me incluyo yo. En aquel momento yo no tenía cargo de ninguna clase ni siquiera en el grupo al que más suelo asistir pero tenía cierta relevancia sobre todo por la predicación que ejercía en casi toda España. Tal vez uno de los casos tristes que menciona el Papa sea el nuestro, caso que conoce muy bien, ya desde antes de ser Papa.
Pues bien, yo creo que a lo que nos lleva el Espíritu Santo en esta nueva etapa y lo que nos sugieren las palabras del Papa es a que aceptemos la realidad, nos pidamos perdón mutuamente y volvamos a la sencillez del servicio, los que en este momento tengan el encargo de hacerlo. Las riñas y peleas entre hermanos cuando terminan en un perdón de corazón han de ser bendecidas porque nos han abierto los ojos nos han dado mucha experiencia y humildad y han servido para el crecimiento. Lo importante es la perseverancia ya que el que persevere hasta el final se salvará. Yo, si algo pido al Señor, es morir dentro de la Orden de los dominicos y dentro de la Renovación que son los dos pilares que me han anclado fuertemente en el cuerpo de la Iglesia.
Si la división no termina en endurecimiento sino en una renovada escucha del Espíritu Santo podemos bendecirla porque nos ha servido para bien. Si es así podemos estar seguros de que no fue una lucha por el poder sino un afán de crecimiento que cada uno lo veía desde un punto de vista diferente. Dios ha querido que la mayoría de los actores más significativos en esta contienda ya no están en medio de nosotros, unos porque han muerto y otros porque ya no están en la Renovación. Los designios del Señor son inescrutables y por si acaso yo también me tiento la ropa algunas veces.
Chus Villarroel O P, Julio 2015
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