«Él “es Dios allá arriba en los cielos” pero también “aquí abajo en la tierra” (Dt 4:39). Por lo tanto, no creemos en un ente distante, ¡no! En un ente indiferente, ¡no! sino, al contrario, en el Amor que creó el universo y engendró un pueblo, se hizo carne, murió y resucitó por nosotros, y como Espíritu Santo, transforma todo y conduce todo a su plenitud… El Señor resucitado promete permanecer con nosotros para siempre. Y es precisamente por su presencia y la fuerza de su Espíritu que podemos cumplir serenamente la misión que nos confía. ¿Cuál es esta misión? Anunciar y testimoniar a todos su Evangelio y así ampliar la comunión con Él y la alegría que de ella deriva. Dios, caminando con nosotros, nos llena de alegría y la alegría es un poco el primer idioma del cristiano»
Santo Padre Francisco
Ángelus 27.05.2018
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