“El amor es paciente, es benévolo;
no es envidioso, no presume ni se llena de orgullo”.
(1 Cor 13,4)
En medio de todos los problemas que enfrentamos, si nos amamos, tendremos paz. El sufrimiento no puede destruir el amor de nuestro corazón, al contrario, ese noble sentimiento debe ser renovado y aumentado cada día. Esa es la gracia que necesitamos pedir a lo largo del valle de lágrimas en que vivimos.
Dios nos enseña a enfrentar nuestras situaciones con amor y generosidad. En ellas, Él nos da sabiduría, discernimiento y fortaleza. Oremos, oremos mucho y, sobretodo, aceptemos con un espíritu sumiso y sin regodeos todo lo que nos pasa.
¡No te sientas desanimado, porque el Señor está siempre a tu lado!
¡Jesús, en Vós confío !
Luzia Santiago
Co-fundadora de la Comunidad Canción Nueva
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