Buen Dios, sé que eres un Padre misericordioso, que amas incesantemente a cada uno de Tus hijos. Me reconozco necesitado de amor y acojo ese amor que quiere lo mejor para mi. Acepto Tu amor incondicional.
Quiero experimentar Tu bondad y misericordia en este momento de mi vida.
Durante mucho tiempo busqué otros amores, dependencias, afectos, necesidades, pero en todo eso encontré solo soledad, satisfacción personal y carnal. Mi alma se volvió vacía, mi espíritu desfallecido y mi cuerpo fatigado. Los miedos y los tormentos eran mis compañeros diarios. La desesperanza me corrompió día a día, como un cáncer devorando mi alma.
Ahora, Señor, descubrí toda mi esencia divina. Tu colocaste en mi el alma y el espíritu, plasmaste mi cuerpo en las entrañas de mi madre y allí me tejiste. Tu amor fue la presencia sublime que me generó, en una concepción trinitaria, en la que estaban presentes mi padre, mi madre y Tú.
Gracias, Señor, porque Tú participas de cada gestación nuestra, como un Dios que solo genera la vida en el amor.
Ya no quiero huir lejos de Ti, como el hijo prodigo, que sale de la casa paterna, sino que vuelvo a Tu regazo para que me ames. Quiero experimentar Tu amor en mi vida, y hoy me dejo amar por entero. Sé que me has procurado, y hoy me dejo encontrar por Ti. Hoy hago un alto para que Tu amor me alcance.
Eres siempre el primero en amar y el que toma siempre la iniciativa, arriesgando todo. Tu amor venció la dureza de mi corazón, y hoy me rindo incondicionalmente delante de la fuerza de él.
Necesito experimentar Tu amor y Tu fidelidad. Voy a hacerlo de tal forma que cambiaré mi vida, sabiendo que soy personalmente amado(a) por Ti.
Muchas gracias, sé que respondiste a mi pedido, porque creí en el ofrecimiento gratuito de Tu amor. ¡Amén!
p. Vagner Baia
Libro: Diversas oraciones de sanación y liberación
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