Padre de infinita bondad, quiero alabarte por la sexualidad que nos hace partícipes de la creación cuando nos volvemos fecundos en el “crecer y multiplicarnos”.
¡Qué maravillosa ella es!
¡Qué lindo, Señor! ¡Tu nos creaste y nos dotaste de tamaña gracia que hasta en nuestros actos sexuales sentimos el placer! Los hijos venidos de ese acto sexual fueron generados en el amor, que es el más bellos placer de la vida.
Nosotros sabemos que Tú Señor nos educaste para la castidad, para la continencia, para saber participar de la vida del otro en el amor y en el respeto, sabiendo esperar sus tiempos, sin violentar sus deseos. Pero el mal nos violó con todos tipo de depravaciones que vienen con la lujuria.
¡Es de eso que yo me quiero librar hoy! Yo quiero bañarme en la pureza, en la inocencia que se perdió en medio de tantas malicias.
Por eso, Señor, estoy clamando la Sangre de Jesús sobre toda mi sexualidad, que fue corrompida por la lujuria, cuyos frutos están muy presentes en mi vida. Preciso liberarme de todo espíritu de pornografía. ¡Cuánto eso afectó mi libertad para convivir con el sexo opuesto! ¡De qué forma eso toco mis sentimientos y el respeto por las otras personas! Ese comportamiento inadecuado colocó todo tipo de malicia y de deseo encima de mis amistades, de mis noviazgos, de mis relaciones con mi esposo/a y hasta con mis familiares.
¡Cuán abominable es esa situación, deprimente y triste! Cuando perdemos el control de la sexualidad entra en escena la masturbación, que genera la dependencia, el vicio, problemas como la eyaculación precoz. También hay problemas para las mujeres, como la perdida de la alegría de vivir, de la castidad y de la pureza.
Lávame, Jesús, de todo eso, pues ese es un mal que parece no tener cura.
Ven, Sangre de Jesús, toca esa área afectada de mi subconsciente que me está llevando a la desviación.
¡Ven Señor con Tu poder, a liberarme de ese mal que fue corrompiendo mi vida! Fui perdiendo el control de mi sexualidad y el placer sexual natural, y eso generó la búsqueda de placer bajo cualquier condición: la satisfacción personal y egoísta en la cual todo vale, el placer mórbido, doliente y sadomasoquista, la homosexualidad, el lesbianismo, la prostitución, el intercambio de parejas, el sexo con animales, la búsqueda de sex-shop y de filmes pornográficos.
Llegué a llevar ese mal comportamiento a mi casa, a mi familia. Después de eso, fue un paso para que suceda el adulterio, la traición, el abandono del hogar, toda la inmundicia que Tú Señor ya sabes que he cometido.
Todo eso se esparce por mi familia por la sangre, genéticamente, y la deja en desgracia! ¡Ven, Señor, con Tu Poder y Tu Sangre redentora a liberarme!
¡Lávame en todas las áreas de mi vida, necesito una limpieza profunda en mi vida! ¡Quema, Señor, con Tu Fuego de amor y pureza lo que no interesa!
Señor, yo sé que toda esa desviación puede contaminar mi familia, mis futuros hijos pues cuando nos unimos con un/a prostituta/o nuestro cuerpo de vuelve uno con ella/el. No quiero eso para mis hijos/as ni para mi familia.
Aparta de mi vida todas las especies de seducciones como las venidas de macumbas, fetiches, amarras, consagraciones o espíritus malignos de pombagira, exus u otros. Quiero renunciar a todo, y que tú, Señor, nos permitas que me deje seducir nuevamente por eso. Si llevan mi nombre, mis objetos personales o fotografías a esos lugares, renuncio en nombre de Jesús a todo ese conjunto de dependencias y amarras. Lávame, Jesús, de toda esa malignidad y perversión.
Muchas veces, por causa de esos trastornos, se da origen a abusos sexuales en niños, a pedofilias; muchas personas son violentadas en su dignidad y sometidas a los caprichos de otros. Quiero renunciar a todo abuso sexual que yo pueda haber provocado o de los que fui víctima, a todo mal que eso puede haberse creado en mi corazón.
¡Lávame, Jesús, con Tu poder!
No permitas que acontezca esa desgracia en la vida de nadie. Libérame con Tu Sangre redentora, dame tu pureza de corazón, Tu mansedumbre y toda la templanza que necesito.
Señor, quiero agradecerte porque estoy tomando consciencia de cuán necesaria y bella es nuestra sexualidad. Veo cuán saludable es la vivencia de la pureza, así como el enamoramiento y el noviazgo dentro de Tu proyecto de castidad, pues así los frutos de nuestras entrañas serán preservados de los males. Que en el casamiento sepa vivir bien la sexualidad de forma madura, que genera placer y amor.
¡Dame esta alegría, Señor!
¡Gracias, Señor, por esta gracia que hoy devuelves a mi vida!
Amén.
p. Vagner Baia
Libro: Diversas oraciones de sanación y liberación
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