viernes, 5 de abril de 2019

LAS HERIDAS QUE TRAEMOS


Del vientre de nuestra madre traemos algunas heridas, y la primera herida es la de “la nada”.En el libro de Tobías, vemos que los niños deberían ser concebidos en la oración y con la intención de querer la vida. Hoy, ya no pedimos o deseamos a los niños, se convierten en "accidentes"; entonces, comienza una gran tragedia, pues quien no es concebido en el amor será herido en su ser.Nacer a causa de muchos errores, por falta de precaución, cálculos equivocados ... Todo esto lleva a una vida sin razón. Estas personas tienen en sí la herida de rechazar la vida, de sentirse una carga donde están, y se preguntan por qué están en este mundo.La segunda herida es la del vacío, donde las personas se sienten perdidas, no tienen puntos referencias, traen angustias, no logran relacionarse, porque sienten un vacío existencial.Este vacío puede suceder de varias maneras, puede surgir cuando la concepción fue fruto de una violencia o egoísmo del hombre. Puede ocurrir también cuando la madre no acepta al niño o cuando ella es apartada del niño aún prematuro, cortando esa relación.Nosotros somos sanados cuando tenemos una relación, un contacto con Dios en el vientre de María, pues allí encontramos paz, encontramos la razón de nuestra vida, que llena todo vacío.La herida de la muerte es la tercera herida, lo que ocurre cuando se produce un embarazo después de un aborto buscado o espontáneo. El vientre de la madre todavía está lleno de muerte, y esa herida crea un deseo de no vivir, una tendencia a todo lo que dice de muerte.La cuarta herida que nos lleva a nacer de nuevo del vientre de María es la herida de la vergüenza, que nace de un sentimiento que los padres tienen cuando se avergüenzan de los hijos por no ser lo que ellos pensaron. Para ello, tenemos que crear la conciencia de que somos proyecto de Dios, sus hijos dignos.La quinta herida es la herida de la captación, y en esa herida la vida es deseada, pero sólo como un trofeo. Así, la persona nace queriendo compensar la carencia afectiva, y nunca tiene paz en esas compensaciones.Otra herida que también nos lleva a buscar un nuevo nacimiento en María es la de la programación. Esto sucede cuando el niño nace diferente de lo que los padres planearon.Para ser sanados de esas heridas, oramos a María para que ella pueda engendrarnos de nuevo, porque del vientre de la Virgen sólo viene la gracia bendita, redentora y restauradora del poder de haber engendrado la salvación para toda la humanidad.

IRONI SPULDARO
miembro del CAE (Comisión de Acción Evangelizadora)de la diócesis de Guarapuava
Adaptación del original en portugués 


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