miércoles, 26 de junio de 2019

El don precioso de la Fe

La fe es como un generador de energía eléctrica: mientras permanece en acción, la energía fluye; pero, cuando pierde el ritmo, la luz comienza a fallar y todo se apaga, permitiendo por lo tanto que el enemigo agreda nuestro generador, que es la fe.

Lo que ahora se afirma es muy importante: los cristianos, la Iglesia como un todo, están siendo violentamente agredidos en la fe, que es el don más precioso, pues permite a los cristianos volverse un Arca de la Alianza. Más allá de eso, es por ella que Dios habita en cada uno; que tenemos visión de Dios, acceso a su poder; y por ella recibimos y usamos la autoridad de Dios.

En la carta a los hebreos, hay un maravilloso pasaje sobre el poder de la fe:
Ahora bien, la fe es la garantía de los bienes que se esperan, la plena certeza de las realidades que no se ven.
Por ella nuestros antepasados fueron considerados dignos de aprobación.
Por la fe, comprendemos que la Palabra de Dios formó el mundo, de manera que lo visible proviene de lo invisible.
Por la fe, Abel ofreció a Dios un sacrificio superior al de Caín, y por eso fue reconocido como justo, como lo atestiguó el mismo Dios al aceptar sus dones. Y por esa misma fe, él continúa hablando, aún después de su muerte.
Por la fe, Henoc fue llevado al cielo sin pasar por la muerte. Nadie pudo encontrarlo porque Dios se lo llevó, y de él atestigua la Escritura que antes de ser llevado fue agradable a Dios.
Ahora bien, sin la fe es imposible agradar a Dios, porque aquel que se acerca a Dios de creer que él existe y es el justo remunerador de los que lo buscan.
Hebreos 11, 1-6

Mons Jonas Abib
"Orando con poder" - Pag. 9 - Ed Canção Nova


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