La sabiduría del Señor es dada a quien es manso como las ovejas. Ellas necesitan continuamente la dirección de un pastor. Y si éste no está atento, se pierden y ponen la vida en riesgo. Por eso, somos comparadas con ellas, ya que sin el Señor, que es nuestro Pastor, también tomamos la dirección equivocada y seguimos hacia adelante con la cabeza baja, mirándonos a nosotros mismos y nuestros problemas, y así nos perdemos.
El mismo Jesús, mientras estaba aquí en la tierra, se hizo una oveja del Padre, obedeciéndole y preguntándole todo a Él. El Señor tiene en abundancia el don de sabiduría para ofrecer a sus hijos. De modo que cuando empezamos a preguntarle todo a Él y a obtener las respuestas de Él, sabremos, al final, cómo actuar, cómo educar a nuestros hijos, como conducir nuestra familia, cómo comportarnos con nuestro cónyuge, vecinos, patrón, párroco, coordinadores de grupos de oración. No porque hemos llegado a ser sabios, sino porque cada cosa que preguntamos al Señor, Él ira respondiendo, respondiendo, respondiendo, con la ayuda del Espíritu Santo.
La sabiduría de Dios está en el aire. Es como una emisora de radio o televisión que transmite las 24 horas del día. Y cuando la sintonizamos, el Señor comienza a revelarnos lo que debemos hacer. ¿Cómo sintonizarla? Por medio de la oración. ¿Y dónde oír el mensaje del Señor? En el corazón. Pero hay que buscar constantemente, ser asiduos a la oración.
No tengas miedo de conversar con Dios y con Jesús sobre tu vida.
¡Dios los bendiga!
Monseñor Jonas Abib
Fundador de la Comunidad Canción Nueva
Adaptación del original en portugués
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